Por Martín Díaz
Durante el primer informe de Gobierno en Ciudad Victoria, la presidenta Claudia Sheinbaum trazó con su mensaje un mapa político muy claro. Reconoció el trabajo del gobernador Américo Villarreal Anaya, destacando avances en programas sociales y en la consolidación de proyectos estratégicos para Tamaulipas.
Sin embargo, entre todas las menciones, hubo una ciudad que sobresalió: Nuevo Laredo. En política, estas distinciones no son casuales. Cada palabra de la presidenta fue medida, y en este caso funcionó como un mensaje cifrado que coloca a esta frontera en un lugar privilegiado dentro del escenario nacional.
Los anuncios lo confirmaron: la instalación de la sede de la Agencia Nacional de Aduanas de México (ANAM), la construcción de un nuevo puente internacional y la primera etapa del tren de pasajeros Nuevo Laredo-Saltillo. Tres proyectos que no solo representan desarrollo e infraestructura, sino también poder político y control estratégico. Cuando Sheinbaum habla de trenes y aduanas, habla de soberanía y futuro. Y eligió a Nuevo Laredo como emblema de esa visión.
Aunque Carmen Lilia Canturosas no estuvo en el estrado, su presencia se sintió en el discurso. La presidenta la reconoció de forma implícita, destacando a su ciudad como ejemplo de transformación. Es un espaldarazo directo que la coloca como la alcaldesa con mayor cercanía al proyecto de la 4T en la frontera norte.
Este respaldo, sin embargo, implica retos. Por un lado, fortalece el liderazgo de Carmen Lilia y la proyecta como figura clave en la región, con posibilidad de convertirse en referente nacional dentro de Morena. Por otro, la obliga a entregar resultados concretos. La confianza de la federación no es permanente: hoy su ciudad es vitrina de la transformación, pero mañana podría convertirse en blanco de críticas si los proyectos se estancan o se quedan en la foto y el discurso.
Mientras otros municipios pelean por mantener su peso político, Nuevo Laredo avanza con paso firme, no por coincidencia, sino por estrategia. Claudia Sheinbaum necesita un símbolo en la frontera y ha encontrado en esta ciudad la mejor carta para proyectar su modelo de gobierno.
El reto ahora es mayúsculo: convertir las promesas en realidades y demostrar que este espaldarazo no fue en vano. Porque la preferencia presidencial no es solo un privilegio… es también un compromiso y una deuda con la historia y con la ciudadanía.
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