29 de mayo de 2025

¿Es el etanol la pieza que falta para una movilidad más limpia en México?

Fuente: Surtidores Latam – Sol Bermo

Ciudad de México (28 de mayo de 2025).- Con millones de toneladas de oxígeno desplazadas a diario por la combustión, el país enfrenta una nueva disyuntiva.

En un planeta donde la movilidad depende casi exclusivamente de derivados del petróleo, el aire limpio se ha convertido en un recurso en riesgo. Hoy, el consumo global de combustibles como la gasolina y el diésel alcanza los 9.222 millones de litros diarios. Esta actividad, necesaria para mantener en movimiento al transporte terrestre, tiene un alto costo ambiental: 25 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente (tCO2e) se liberan diariamente a la atmósfera, alterando la calidad del aire y desplazando cerca de 40 millones de toneladas de oxígeno cada día.

Para el especialista en energía Ramsés Pech, la relación entre transporte, emisiones y calidad del aire es directa y alarmante. Aunque la gasolina representa el 52 % del consumo, es el diésel el que aporta ese mismo porcentaje en emisiones, debido a su mayor densidad energética y eficiencia. Sin embargo, más allá de la cantidad de gases emitidos, el problema radica también en la antigüedad del parque vehicular global: con una edad promedio de entre 12 y 16 años, la mayoría de los vehículos circulan con tecnologías obsoletas y mantenimiento deficiente, lo que incrementa aún más las emisiones por litro consumido.

En este contexto, Pech planteó a Surtidores Latam una pregunta clave: “¿cómo puede mejorarse la quema de combustibles ante una mezcla cada vez más pobre en oxígeno y motores con menor eficiencia?”. La respuesta se orienta a los combustibles oxigenados. Desde hace años, varios países han implementado aditivos como el etanol o el MTBE (éter metil tert-butílico) para mejorar la reacción química de la combustión. El etanol, en particular, destaca como una opción renovable y sostenible, producida a partir de cultivos vegetales como la caña de azúcar y con un contenido de oxígeno del 34.8 %, frente al 18.2 % del MTBE.

A nivel mundial, cerca del 80 % del etanol producido, unos 312 millones de litros diarios, se utiliza como aditivo para combustibles de transporte. Las mezclas como la E10 (10 % etanol, 90 % gasolina) o la E85 (85 % etanol, 15 % gasolina) son cada vez más comunes, principalmente en regiones con políticas públicas activas en materia ambiental. ¿Y México? Con un consumo diario de 207 millones de litros entre gasolina y diésel, el país genera unas 550 mil toneladas de tCO2e al día, desplazando aproximadamente 880 mil toneladas de oxígeno.

El problema se agrava en zonas de alta densidad urbana como Monterrey, Guadalajara o la Zona Metropolitana del Valle de México, donde la altitud reduce la presión parcial del oxígeno en el aire, dificultando una combustión eficiente. Para Pech, esto hace aún más urgente el uso de mezclas con oxigenantes. Un ejemplo de ello es una reciente prueba piloto realizada en Nuevo León por la Secretaría del Medio Ambiente estatal en colaboración con el US Grains Council. En dicho estudio se comparó el uso de gasolina magna con el biocombustible E85 en vehículos de transporte público. El resultado fue contundente: mientras la gasolina convencional genera entre 2.5 y 3.5 tCO2e por litro, el E85 produce entre 1.3 y 1.5, lo que representa una reducción de entre el 40 % y 55 % de emisiones.

La proyección es ambiciosa, ya que si todo el parque vehicular de Nuevo León utilizara E85, las emisiones podrían reducirse de 18.7 millones a poco más de 11 millones de tCO2e por día, lo que permitiría preservar cerca de 12 millones de toneladas de oxígeno. A esto se suma un beneficio económico: el costo por litro del E85 puede ser entre 3.50 y 3.80 pesos más bajo que el de la gasolina magna, considerando impuestos y logística.

Con estos datos, Pech enfatizó que el siguiente paso debe ser estratégico: focalizar la implementación de este biocombustible en sectores clave como el transporte público y el que opera mediante plataformas digitales. Para ello, sería necesario impulsar subsidios para la adquisición de kits de conversión y habilitar puntos de carga capaces de suministrar E85. De las más de 700 estaciones en Nuevo León, muchas podrían adaptarse a esta tecnología.

“El mundo no dejará de usar combustibles fósiles en el corto plazo, pero sí puede adaptar su uso para reducir su impacto”, aseguró Pech. El secreto está en mejorar el rendimiento de litros por kilómetro recorrido y disminuir los gases nocivos que hoy deterioran la salud pública y el medio ambiente. La transición hacia una movilidad más limpia implica también una cadena de valor ampliada, que integre al sector agropecuario y fomente la producción local de biocombustibles.