Por: Martín Díaz
El Alcalde de Río Bravo acaba de cometer un error de principiante: confundió el erario con su cartera y la transparencia con el exhibicionismo. Al publicar en redes sociales una ficha de depósito por 80 mil pesos para callar el reclamo de una artista, no demostró honestidad; confesó un desorden financiero que debería tener a la Auditoría Superior del Estado (ASE) tocando su puerta mañana mismo.
Ese depósito, realizado bajo la presión de un reclamo “en vivo”, por el incumplimiento de un pago, es la punta de un iceberg de opacidad. Mientras sus ejércitos de bots se lanzan a degollar mediáticamente a una artista por exigir su pago, el silencio sobre el resto de la feria es ensordecedor: ¿De dónde salieron los más de 40 millones de pesos que costó la cartelera estelar? Traer a figuras que cobran 5 millones de pesos por noche no es un acto de magia, es un acto administrativo que exige contratos, licitaciones y, sobre todo, un Patronato de Feria legalmente constituido. En Río Bravo, ese Patronato es un fantasma. Sin él, el manejo del dinero público se convierte en una tómbola de caprichos.
La «carnita» legal es clara:
1️⃣ Peculado: Usar dinero del pueblo para apagar fuegos de imagen personal.
2️⃣ Abuso de Funciones: Exhibir datos bancarios y fiscales de un particular para generar un linchamiento digital es una violación flagrante a la Ley de Protección de Datos.
3️⃣ Uso Ilícito de Atribuciones: Contratar millones de pesos en artistas «en lo oscurito», sin el proceso de ley, no es un orgullo, es un presunto delito.
Río Bravo es hoy un contraste doloroso: tiene una cartelera de Las Vegas en medio de calles que parecen zonas de guerra. Mientras el Alcalde se siente influencer pagando facturas por Facebook, las colonias siguen en penumbras y los baches se multiplican. Lo que se gastó en dos noches de aplausos habría pavimentado kilómetros de dignidad para las familias riobravenses.
EL LLAMADO ES IMPOSTERGABLE: Los Diputados Locales, la Fiscalía Anticorrupción y la ASE no pueden seguir siendo espectadores de este «valemadrismo» financiero. Tienen la obligación de intervenir antes de que la arrogancia de quien hoy manda sigan haciendo más grande el daño a las finanzas municipales.
Los escenarios ya se desmontaron y el “Trakas” dejó de sonar. Pero la resaca de la opacidad apenas comienza. El dinero es público, la responsabilidad es penal y la paciencia del pueblo tiene límite.
Ahí están los hechos. Cada quien saque sus conclusiones. ⚖️👇
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