Nochebuena… política, corazón y memoria
(24-Diciembre-2025).- En esta Nochebuena vale la pena hacer una pausa. No para dejar de pensar en la política (eso sería imposible), sino para mirarla desde el lado más humano, el de la paz, el amor y la esperanza, pero también desde el reconocimiento de las tristezas que nos acompañan y que forman parte de nuestra realidad.
Escribo estas líneas con el mismo cariño y la misma pasión de siempre. Sé que este trabajo que realizo día con día tiene distintos destinos, hay quienes lo esperan, lo leen y lo disfrutan; otros lo pasan de largo; y también están quienes no coinciden, a quienes no les gusta o incluso les incomoda. Todo es válido. Al final, esta columna no nace del cálculo, sino del compromiso. Es un ejercicio honesto que realizo con profundo amor por mis lectores, por mi querido Nuevo Laredo y por todo Tamaulipas.
Aunque hoy no me encuentre físicamente en la ciudad, mi corazón nunca se ha ido. Nuevo Laredo sigue siendo el punto de partida y el punto de regreso. Muy pronto estaremos de vuelta, porque hay pasiones que no se abandonan, y la política (bien entendida, bien ejercida y bien escrita), es una de ellas.
También sé que a algunos no les agrada que escriba desde otra trinchera, desde otro lugar. Pero la política no tiene fronteras geográficas cuando se ejerce con seriedad. Para analizar, cuestionar y narrar la vida pública no se necesita estar anclado a un solo sitio. La vida me ha dado la oportunidad de innovar, de hacer periodismo político desde cualquier lugar, gracias a las tecnologías que avanzan año con año y que hoy nos permiten estar más cerca que nunca, aun estando lejos.
Si pudiera pedir un regalo esta Navidad, no sería personal. Mi deseo es colectivo, que Nuevo Laredo siga creciendo, que continúe ese desarrollo que comenzó hace más de 13 años y que se ha consolidado de manera clara en los últimos cuatro. Sabemos que falta mucho por hacer, pero también es justo reconocer que se avanza, y se avanza con paso firme.
Que esta sea una Navidad feliz, lejos de la avaricia y de la obsesión por los regalos costosos, y más cerca de la paz interior y del corazón. Una Navidad para recordar lo bueno que nos ha pasado, pero también lo malo; para tener presentes a quienes se nos adelantaron, a nuestros enfermos, a quienes atraviesan días difíciles. Para pensar en quienes no tienen un plato abundante sobre la mesa, pero que aun en la carencia encuentran motivos para sonreír y vivir con dignidad.
Que esta Nochebuena nos recuerde que la política también debe servir para unir, para sanar y para no olvidar. Desde aquí, con el corazón puesto en Nuevo Laredo y en Tamaulipas, va este mensaje sincero. Paz, memoria y esperanza. Eso, al final, también es hacer política... ¿Qué, no? Nos leemos.
Comentarios: pedropnatividad@gmail.com
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