¿Tendido de Cama o Ajuste de Cuentas? El Augusto-Gate y el Resurgimiento Naranja
(26- Septiembre-2025).- La política mexicana, maestra en el arte del sainete y el drama shakespeariano, nos regala otro capítulo digno de antología. El llamado «Augusto-Gate», que desnuda presuntos ingresos millonarios no declarados del senador morenista Adán Augusto López, no es solo un escándalo de corrupción; es un ajuste de cuentas que huele a azufre político y a un calculadísimo tiro de gracia.
La pregunta que flota en el aire, con un dejo de sarcasmo cínico, es: ¿Quién realmente quiere la cabeza del «León» de Tabasco? ¿Sus enemigos de siempre? ¿O acaso la presión viene «de fuera» (quizás ese «Estados Unidos» que tanto incomoda a la 4T), a cambio de una paz momentánea que a México siempre le sale cara? Lo cierto es que, cuando el aparato de un mismo partido (y la figura de la presidenta actual) exige aclaraciones públicas y la prensa desmenuza expedientes, la traición tiene un sello oficial. El que fue ungido como posible sucesor hoy recibe una probada de su propio chocolate: amargo, severo, y con fecha de caducidad. Un hombre soberbio, dicen, pero la soberbia es un lujo que la política solo permite a los muertos o a los que están por caer.
La Deuda de Sangre y el Color Naranja
Este desprestigio interno, sumado a la erosión de la base morenista y sus aliados (el Partido Verde, siempre oportunista), deja un hueco predecible en el tablero. Y ahí, donde otros ven crisis, algunos visionarios ven una cama tendida… de color naranja.
La narrativa del momento apunta hacia Movimiento Ciudadano (MC) y, específicamente, a Luis Donaldo Colosio Riojas. Es la reaparición del fantasma de una deuda pendiente con el país que, 30 años después, sigue clamando por justicia. La versión oficial de aquel magnicidio nunca fue creíble; que un asesino solitario se preocupara por liquidar a un político que generaba incomodidad a quienes se dedicaban a saquear a México, es una burla histórica. Hoy, el apellido resuena como un eco de lo que pudo ser, y la circunstancia le da el impulso. Colosio, quien fue alcalde de Monterrey y ahora es senador por MC (aunque él mismo declinó en su momento la carrera presidencial, buscando un perfil de «madurez» que la clase política actual parece ignorar), representa esa «opción limpia» que el establishment podría estar cocinando. ¿Será él el hombre y la circunstancia para 2030?
El juego es cínico: si el partido en el poder se auto-destruye con escándalos como el de Adán Augusto (o las acusaciones del pasado a otros actores), el camino se limpia para un tercero. La presión sobre el gobierno actual, sea interna o externa, parece tener un objetivo claro: sacar del sistema a quienes estorban para asegurar la «alternancia controlada».
¿Walking Dead en Matamoros? El Desgaste de la Política Local
Mientras tanto, en Matamoros, la política se cuece a fuego lento, entre murmullos y figuras que asoman la cabeza solo para desaparecer de nuevo. El sentir popular, ese grupo de abogados, médicos y profesionistas que señalan que dejarán que los «walking dead» (los políticos caducos o aquellos envueltos en la inercia de la corrupción) se coman entre ellos, es una señal de la profunda fatiga y desconfianza social.
La corrupción y la inseguridad son los cánceres metastásicos que prometieron erradicar y que, como bien se apunta, jamás se irán del todo. Pero ¿acaso no merecemos al menos un país más seguro? La corrupción, quizás, es demasiado pedir para este planeta ya tan contaminado.
Los círculos políticos locales, cerrados y herméticos, reconocen que «hay que hacer algo». Pero, ¿ese «algo» será democrático o seguirá el ejemplo del empresario desesperado que decide «tomar las cosas por su mano» ante la extorsión? ¡Vaya disyuntiva! La amenaza de la justicia por propia mano es el síntoma más grave del hartazgo ciudadano.
Reflexión de Cara a la Urna
El Augusto-Gate es un espejo, no de la justicia que se aplica, sino de la guerra intestina por el poder. Y en medio de este circo, el ciudadano común es el único que puede cambiar el rumbo.
Los viejos partidos se desmoronan bajo su propio peso, y la nueva ola, encarnada en el naranja, se presenta con la carga histórica de una tragedia no resuelta. El rostro de Luis Donaldo Colosio Riojas a nivel nacional y la inercia de los «walkin dead» locales son el panorama.
Piense bien, mexicano, tamaulipeco, matamorense, a quién le dará su voto en las próximas elecciones. ¿A la continuidad desgastada? ¿A la «deuda pendiente» que se presenta como una tabla de salvación? ¿O acaso a un verdadero cambio que nazca desde la sociedad y no desde los despachos políticos? Porque si el precio de la democracia es seguir apostando por los mismos de siempre, entonces quizás merecemos el destino que nos depare la indiferencia.
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