27 de agosto de 2025

DE PRIMERA…LA DAMA DE LA NOTICIA/ POR ARABELA GARCIA

  • «Tres voces que no se apagan: la pasión, la lucha y el arte que marcaron a una ciudad»
  • Vidas que dejan huella: cuando la pasión trasciende el tiempo

(27-Agosto-2025).- En un mundo que gira cada vez más rápido y donde la inmediatez parece ser el nuevo valor, hay vidas que nos recuerdan que el verdadero impacto no se mide por el número de seguidores, sino por la profundidad de la huella que dejan en su comunidad, en su gente, en su causa. Esta semana, despedimos a tres personajes cuya labor puede parecer “de otra época”, pero que hoy resuena más vigente que nunca.

Antonio Guerrero Hilton, conocido como “El espíritu del Radio”, no fue solo una voz detrás del micrófono: fue un puente entre generaciones, entre canciones y emociones. Su conocimiento enciclopédico de la música y su pasión por compartirla no solo informaban, sino que educaban, conectaban, y, sobre todo, emocionaban. En un país donde las voces van y vienen en las ondas hertzianas, la suya quedó grabada en el corazón de miles. Nos enseñó que amar lo que haces —sea hablar de una canción, entrevistar a una estrella o narrar con responsabilidad un hecho delicado— es la mejor forma de dejar un legado.

En otro ámbito, pero con la misma entrega, la señora María Aguiar fue durante más de 25 años una voz fuerte en la colonia San Francisco. No tenía cargos públicos, pero era más eficaz que muchos que sí los tienen. Su casa fue centro de reunión, su voz fue altavoz de los que no eran escuchados, su pasión, motor de transformación comunitaria. Ella demostró que el liderazgo auténtico no necesita reflectores: necesita convicción, empatía y valentía. En una época en la que se habla de escasez de liderazgos, figuras como la suya nos recuerdan que sí existen, solo que muchas veces no están en los lugares visibles.

Y en el corazón del mundo cultural de Matamoros, Rolando Cabrera González, secretario general de la ANDA y promotor de los derechos de autores y compositores, representó a una generación de gestores culturales que entendían el arte como parte esencial del alma de una ciudad. Su labor, a veces silenciosa, fue clave para que muchas voces creativas tuvieran un espacio y un respaldo. Hoy, cuando parece que todo cambia a velocidad digital, el legado de personas como él nos obliga a recordar que sin cultura no hay identidad.

Los tres se dedicaron a temas que algunos podrían considerar “pasados de moda”: la radio, el activismo barrial, la gestión cultural tradicional. Pero nada de eso ha muerto. Solo se transforma. Y si algo nos dejan claro estos personajes es que cuando se trabaja con pasión, cuando se vive con propósito, el impacto trasciende generaciones y contextos.

Seguir su ejemplo no significa imitar sus pasos, sino tomar su espíritu: el amor por lo que se hace, la defensa de lo justo, el compromiso con la cultura y la comunidad. Hoy más que nunca necesitamos de esos “espíritus del radio”, de esas líderes comunitarias incansables, de esos guardianes del arte. No para repetir el pasado, sino para construir un presente más humano, más cercano, más verdadero.

Descansen en paz Antonio, María, y Rolando. Su historia sigue viva, en nosotros.SUGERENCIAS Y COMENTARIOS arabelagarcia01@hotmail.com