Por Jesús Rivera
Reynosa, Tamaulipas.- Exponiendo la vida entre los vehículos, en plena avenida Morelos, a 39 grados centígrados, decenas de personas sobreviven con lo poco o mucho que pueden obtener de los indiferentes automovilistas.
Ya sea una «maría» cargando a un niño pequeño en sus hombros, algún traga fuegos o un malabarista subido sentado en un monociclo o subido en una pesada llanta de camión, todos ellos buscan obtener una moneda a cambio del espectáculo que ofrecen.
En tanto cambia la luz del semáforo al rojo, de inmediato proceden a ejecutar su rutina que dura, asombrosamente, el tiempo justo para bajarse y recorrer la fila de vehículos esperando el verde.
Unos vienen y otros van, pero seguramente quien transite por alguno de los más importantes cruceros de Reynosa, sobre los bulevares Hidalgo y Morelos, va a ser testigo de algún acto circense.
En redes sociales los usuarios suelen criticar a este tipo de personas, sobre todo si son hombres jóvenes y fuertes.
«Mejor que se pongan a trabajar en algo constructivo»-dicen.
Y hay quienes afirman que lo que obtienen diariamente son cantidades nada despreciables y por eso mismo permanecen en las calles, porque es económicamente rentable.
Por desgracia, tal ingreso es usado para adquirir drogas o alcohol.
Pocos son aquellos que realmente lo hacen por una necesidad acuciante, como ancianos o personas enfermas. Estos son habitualmente desplazados por la mafia de los semáforos que opera diariamente ante los ojos de todo el mundo.
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