9 de julio de 2025

Cuadrante Político/ CUIDEMOS A CLAUDIA Y A HARFUCH

Por Fernando Acuña Piñeiro

Los devastadores golpes contra el huachicol asestados por el Secretario de Seguridad Pública Omar García Harfuch, plenamente respaldados por nuestra Presidenta Claudia Sheinbaum, representan un severo zarpazo a la simulación que se venía dando en todos los niveles del poder político mexicano.

Pero ante todo, envían un mensaje alentador para las y los ciudadanos de nuestro país. Ese mensaje es el de una nueva estrategia que consiste en debilitar el bolsillo de la delincuencia; en pegarle donde más le duele a quienes se habían adueñado de los veneros multimillonarios de hidrocarburos.

Ciertamente el tema es mucho más amplio de lo que creemos.

Porque el término huachicol se extiende también al robo de otros preciados bienes de nuestra patria: esta cadena de saqueos incluyen riquezas tan valiosas como el oro, la plata y otros metales de la más alta denominación en la pirámide de nuestra economía interna.

Aguacates, agua, especies como la llamada vaquita marina. En suma, este país ya no le pertenecía a quienes lo trabajaban, sino a quienes se llevaban todo un producto elaborado, sin el menor esfuerzo.

Hoy estamos viendo que, las cosas tienden a cambiar. Ya se habla de algo que en los sexenios pasados, todos callaron, como son las extorsiones. El Estado mexicano está volteando a ver la enorme llaga en el rostro de una sociedad paralizada por el miedo y el terror, convertida en subsidiaria de una segunda Secretaria de Hacienda de carácter fáctico.

Y es que mire usted, la verdad sea dicha, desde hace mucho tiempo que el verdadero problema de este país, no era el narco, no eran las drogas.

Es la más brutal recaudación de dinero y bienes; el despojo y el robo con la complicidad de las más altas instituciones. O sea que, antes de la llegada de este gobierno federal presidido por la doctora Sheinbaum, alguien o algunos se hicieron inmensamente ricos, a la sombra del disimulo y la protección, desde mero arriba.

Mientras eso ocurría, el discurso presidencial de AMLO camuflaba esa enorme grieta de honestidad y cuentas claras, con la narrativa del bienestar social.

Era una verdad a medias, porque ciertamente el régimen obradorista sí incluyó a los pobres más desfavorecidos. AMLO rescató al pueblo olvidado por el PRIAN, ese fue su gran mérito, y obviamente con ello construyo el más grande edifico del poder, llamado MORENA. Una metáfora política y racial, identificada con lo más profundo de la religiosidad mexicana, y de nuestro mestizaje derivado del coloniaje español .

La ecuación fue perfecta: MORENA igual a pueblo, igual a democracia y a empoderamiento popular.

Le estoy hablando de un clientelismo superior incluso a la era de la posguerra y del milagro mexicano, cuando, la economía registró un superávit, gracias a la sustitución de importaciones, la industrialización y el comercio con Estados Unidos. Este milagro se tradujo en el monopartidismo priista.

Hoy MORENA se extiende a lo largo y ancho de la república. El genio de AMLO lo hizo posible, pero a cambio de este progreso social, no solo dejó intactos a los grupos del CO, sino que los fortaleció de manera exponencial. De manera que si Calderón pasó a la historia por su guerra sangrienta, AMLO lo hizo por abrazar a los delincuentes, en lugar de combatirlos.

En esa política de abrazos, hoy nos damos cuenta que, el país quedó secuestrado por las mafias del huachicol. El país de la “Suave Patria” escrito por el vate zacatecano Ramón López Velarde, se desangró en sus venas de petróleo, con robos que alcanzan los miles de millones de dólares.

A la luz de todo esto que le estoy compartiendo, suena pertinente recomendar que, el pueblo bueno cuide a la Presidenta y a su Secretario. Esta gentes que nos gobiernan ahora, le están entrando de a deveras al tema duro. Ese tema que tanto gobiernos, como elites económicas de la banca y las finanzas callaron, por indolencia o complicidad.

Conclusión: con AMLO hubo un humanismo narco y huachicolero. Pero finalmente humanismo redistribuidor del ingreso social que había sido secuestrado por el prianato.

En el actual sexenio federal, están desenterrando las heridas del México agraviado que le pega a las clases medias. Y están rompiendo con la alianza fáctica del Estado mexicano establecido por el PRIAN y abrazado por el obradorismo.

Como sociedad, estamos asistiendo a un punto de quiebre estructural, en el tema de nuestra seguridad nacional.

El tan mencionado punto de inflexión, en la política interior del país.
Justo ahí radica la seriedad, o si usted quiere, lo delicado del asunto.

Por eso insisto: Cuidemos a Claudia y a Harfuch.

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